UN PRONUNCIAMIENTO TARDÍO…!, por José Tomás Esteves Arria

En el día 31 de mayo de este año, el líder opositor y exilado, el ex gobernador de Caracas, Antonio Ledezma, escribió un panegírico sobre todo del primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, titulado El inventario de un loco.    Entre las obras sociales que  CAP había hecho según el propio Ledezma, tenemos las siguientes:

….Cuando dio conocer sus planes de alfabetización, también se burlaban y las carcajadas eran estruendosas cuando anuncio en 1990 el plan de las computadoras para las escuelas, a lo mejor eran los mismos que años después celebraban la instauración de las Misiones de Chávez. Porque cuando fue CAP el promotor de los clamados programas sociales, como el Vaso de leche escolar, el Ropero Escolar Negra Matea, con morral, zapatos, pantalón, camisa y útiles; la Beca Alimentaria, el PAMI (programa Materno Infantil), la Beca Salario, Los Hogares de Cuidado Diario, los créditos para máquinas de coser y taxis, el plan alimentario CASA o los Módulos de Servicios de FUNDACOMUN, no faltaba el latiguillo enjundioso para sentenciar que -¡eso es paternalismo, a la gente no hay que darle el pez, hay que enseñarla a pescar!. Pero los arrestos populistas de Chávez servían para que más de un pusilánime analista argumentara que -“Chávez se ocupó de los pobres”-. Nunca defendieron realidades como esas que confirman que en el gobierno de CAP hubo pleno empleo, crecimiento económico, salarios que superaban los 200 $ y abastecimiento de alimentos, agua potable y gas doméstico. Ah, pero cuando CAP se propuso crear la red de Farmacias Populares y consolidar un centro productor de Medicinas Genéricas, tildaron esos actos de locuras.

También, como cosa buena nombra la nacionalización de las empresas concesionarias de la explotación del petróleo. Así mismo, menciona la inversión en las empresas radicadas en ciudad Guayana, como Sidor con su plan para producir cuatro millones de toneladas de acero, la creación de las empresas productoras de aluminio, el comienzo de la construcción del Metro de Caracas. CAP en este gobierno gastó la bicoca de US $ 50.019,8 millones.   Esto lo pudo gracias a que las exportaciones de petróleo alcanzaron entre los años 1974 y 1978 la suma de US $ 45.288 millones, una cantidad que supera en tres veces más los US $ 14.489 millones recibidos por el mismo concepto en el lapso constitucional anterior, y “prácticamente igual al valor total de las exportaciones petroleras efectuadas por Venezuela en los años 1945-1973.  Por si esto fuese poco, además, la deuda externa pasó de US $  700 millones en 1975 a US $ 16.300 millones en 1978.

En el libro Cuando Venezuela perdió el rumbo (Caracas, Ediciones Cavendes, 1992, de donde hemos extraído la mayor parte de esta información, nos dice en su página 75, que a pesar de que el partido de CAP Acción Democrática tenía mayoría absoluta en el Congreso Nacional , el presidente Pérez solicitó y obtuvo de éste la aprobación de una Ley Orgánica que autoriza al Presidente de la República para dictar Medidas Extraordinarias en Materia Económica y Financiera, la cual le permitió al Ejecutivo Legislar por medio de Decretos-Leyes. En los primeros cien días de su gobierno se dictaron 62 de estos decretos, se crearon más de 30 comisiones presidenciales y  se establecieron las líneas estratégicas del V Plan de la Nación, que contemplaba el desarrollo acelerado de todos los sectores de la economía.

También en el documentadísimo libro de Ruth de Krivoy, Colapso (Caracas, IESA, 2002) en su página 4 nos da su opinión acerca de este periodo:

El boom petrolero de la década de los setenta hizo que los venezolanos nos sintiéramos en inmersos en un mundo paradisíaco, de recursos ilimitados. Nos embarcamos en un masivo programa de inversiones públicas y privadas, ampliando la capacidad productiva más allá de la disponibilidad de mercados para nuestros productos. El gobierno y las empresas del Estado, artificialmente sobredimensionados con el fin de generar empleo, aumentaron sus gastos para expandir el mercado interno y dar salida al exceso de bienes.

De esta manera, según la ex presidenta del BCV, el sistema político se transformó en un campo abonado para la corrupción, en vista de que el sector laboral, la agricultura, la industria – y los bancos- competían entre sí para obtener el beneficio de los subsidios, controles y favores del dios gobierno que los beneficiaran al máximo.  Esto era puro y simple capitalismo de Estado, jamás libre mercado o capitalismo puro. Así el grueso de la población venezolana se acostumbró   o mal acostumbró a subsidios a la leche, el maíz y el arroz, a la gasolina, los servicios públicos, las tasas de interés e inclusive a los salarios, pues los aumentos salariales con bastante frecuencia no eran determinados por el mercado o los empleadores, sino pactados entre un consenso entre sindicatos o grupos de presión o intereses, y luego formalizados

 Al parecer, nadie según comenta Krivoy en su libro, parecía molestarse por el manirrotismo de la burocracia de la “gran Venezuela” o de la quiebra de las empresas del Estado. La opinión mayoritaria era que las ganancias del petróleo nos sacarían los pies del barro y que los mercados no eran importantes. Por lo tanto, decimos nosotros, nos creíamos unos genios.

En esta época de la “gran Venezuela” hasta el sistema bancario se debilitó la relación     activo/patrimonio pasó del 13% en 1970 hasta aproximadamente el 5% entre 1983 y 1988. Esto es, los dueños del banco ponían Bs. 5 por cada 100 de activos que tenía el banco, un super-apalancamiento nunca antes visto. Esto fue posible por la Ley General de Bancos y Otros Institutos de Crédito de 1975, bajo el impulso de Carmeio Lauría factótum del primer gobierno de CAP, y en esta Ley se dispuso que la capacidad de endeudamiento de la banca comercial pasaría de 20 a 1 la relación entre sus obligaciones exigibles a la vista, o a plazo, y el capital pagado más reservas, mientras que anteriormente la relación era de 8 a 1.

La deuda externa que dejó el primer gobierno de CAP, fue acrecentada irresponsablemente por el gobierno de Luis Herrera Campíns, y posteriormente no pudo ser refinanciada en su totalidad o renegociada por el gobierno de Jaime Lusinchi, sería   nuevamente CAP en su segundo mandato precisamente quien tuvo que renegociar una deuda externa que  en su totalidad alcanzaba los US $ 26.586 millones en 1988.

Adicionalmente, en el recuento de la historia económica de Venezuela, José Antonio Gil Yépez, de la economía “De 1976 hasta nuestros días” publicado en el libro Política y Economía en Venezuela (Caracas, Fundación John Boulton, 1992) p.295 nos explica lo siguiente: “ La oposición durante ese período [el primer gobierno de CAP] no la ejerció COPEI ni los otros partidos, ni siquiera los de izquierda que estaban ya de regreso a la institucionalidad la oposición fue esporádica y la ejercieron Rómulo Betancourt y el Contralor General José Muci Abraham.

Nos hemos extendido relatando las “bondades” de aquel primer gobierno de CAP, para desmentir no totalmente los alegatos de Ledezma.  Al parecer el populismo de su mentor CAP no fue tan malo como el de Chávez. Sea como fuere, la defensa del primer y segundo gobierno de CAP ha sido extemporánea. Todos nos recordamos de aquel discurso insolente y agresivo de Hugo R. Chávez de toma de posesión de la presidencia, barriendo   por el piso   con la Constitución de 1961 delante del mismísimo Rafael Caldera -uno de los padres de dicha Constitución-, y del Congreso Nacional, además de varias inexactitudes. En tal sentido, no recuerdo que Antonio Ledezma le hubiera respondido en aquel tiempo a Chávez todas las falacias y falencias achacadas a los gobiernos democráticos que comenzaron en 1959. 

De igual forma, es bueno recordar que su propio partido Acción Democrática que tanto lo apoyó en el primer gobierno, fue su tenaz opositor comandado por Alfaro Ucero un líder regional devenido por las artes del burocratismo y del clientelismo político en jefe absoluto de una Acción Democrática donde antaño prevalecieron gente como Rómulo Gallegos, Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Luis Beltrán Prieto, Gonzálo Barrios.  El clientelismo y el populismo agotaron el modelo rentístico.  El profesor Asdrúbal Baptista lo denomina modelo del capitalismo rentístico nosotros lo titulamos rentismo del Capitalismo de Estado pariente acomodado del socialismo hambreador. Posteriormente, Alfaro Ucero apoyó al segundo gobierno de Rafael Caldera, junto con Teodoro Petkoff y ya sabemos cómo terminó.

Por lo tanto, es muy tardío su mensaje reivindicatorio de CAP. Y aquí le podemos aplicar el triple filtro de Sócrates: primero, no es totalmente cierto que el primer gobierno de CAP fuese muy positivo para la nación venezolana; segundo, no es bueno recordar tales exageraciones en el poder presidencial, el declive de la democracia, y el avance de la inflación y la alta dependencia de la economía petrolera; tercero, ni tampoco es útil en el combate de la oposición. ¿ Entonces para qué lo afirma Ledezma?